Mi família siempre ha vivido cerca del mar porque nos encanta oir el sonido de las olas cuando chocan contra las rocas. Mis primos, mi hermano y yo desde pequeños nuestros padres nos apuntaron a clases de vela y pues desde ahi cada uno ha seguido o lo dejó cuando ya no era una obligación. Mis padres hace tres años se compraron un barco nuevo típico mallorquin y un domingo cualquiera decidimos salir a navegar, hacía un dia precioso y muy soleado.
Mi primo, Simó, su novia y otra pareja de novios alquilaron un barquito de vela pequeñito y habían estado todo el finde navegando yendo de calita en calita y ese domingo, quedamos con ellos y nos estaban esperando en una calita con el agua cristalina. Cuando ya estábamos anclados en la calita, hacía un dia precioso sin ninguna nube y el mar estaba super calmado. Mis padres y mis tios empezaron a preparar la comida mientras nosotros nos bañábamos.
Eran sobre las cuatro de la tarde, y queríamos descansar un poco, habíamos comido demasiado. El ambiente era relajado, no había tensión por ninguna parte y todo el mundo estaba sentado tomando el sol hablando los unos con los otros. Simó pregunto si alguien ya queria volver hacia puerto y todo el mundo dijo que no quería ir y él, después dijo que ellos ya se iban porque habían mirado el tiempo y a partir de las cinco de la tarde iba a empeorar y no querían arriesgar ya que ellos iban a vela. Nadie se quería ir, era demasiado pronto, y tampoco parecía que vendría mal tiempo. Él y sus amigos marcharon rumbo a puerto.
Nosotros nos quedamos allí tranquilitos, escuchando música y cuando de repente el cielo se volvió negro y las nubes negras aparecieron de la nada. Aunque el mar todavía seguía calmado, eso si que era raro, era un calmado diferente de lo normal. Miramos todos hacia el cielo y había un montón de gaviotas gritando, como si quisieran decirnos algo. En ese momento, todo se volvió en una auténtica pesadilla. Unas olas enormes se empotraban contra nuestro barco mientras estábamos rumbo al puerto. En ese mismo momento, unos remolinos de viento se interpusieron en nuestro camino, ahí si que nos asustamos de verdad. Mi tía estaba súper asustada y preocupada por su hijo que se había ido con un barquito de vela demasiado enano para lo que estaba pasando.
Media hora después, pudimos ver al barquito de vela de ellos a lo lejos. Nadie estaba ahí. Mi tia y mi madre empezaron a llorar ya que se estaban pensando lo peor, se pensaban que todos ellos se habían ahogado.
Cuando nuestro barco llegó a puerto, Simó y sus amigos estaban ahí, una lancha les había rescatado. Su barquito de vela volcó y como Simó era el único que tenía un poco de idea; pues se tiraron al agua todos haciéndole caso a él. Por un instante, ellos se pensaban que se iban a ahogar o que nadie los veria por culpa de esas olas enormes. Afortunadamente y con mucha suerte la lancha les vió y los rescató.
Tuvimos mucha suerte de sobrevivir a eso, de verdad que nunca nos había pasado algo así. Aveces hay que hacer caso y confiar en lo que nos dice la gente; no siempre tenemos razón.
Esto es una história real que me pasó a mi y a mi família el verano pasado. Gracias a Dios que estamos vivos.
